A diario veo vídeos y recibo posts y artículos diversos en los que se habla o nos muestran imágenes cotidianas de situaciones por las que pasamos las madres. Superadas por las circunstancias, haciendo malabarismos para llegar al final del día con todo preparado, terminando la agenda del trabajo en la oficina para entrar en modo #agendadelhogar, y que nuestros hijos vayan al día siguiente al cole con la ropa limpia, los dos zapatos iguales, o lleven el disfraz con las cintas del color adecuado. Sí, nuestro estado civil es cansadas, eso es una realidad.
Y cuando uno de esos vídeos o imágenes me gusta, suelo compartirlo en los chats de WhatsApp con familia o amigos. En general hay risas, muchas nos identificamos, pero también surgen algunas protestas...de padres. ¿No tienen derecho? Bueno, la realidad de mi casa es que tengo la suerte de tener un marido que participa y comparte todas las responsabilidades. Es cierto que sobre ciertos temas tengo yo la voz cantante (sólo hay que ir disfrazados cuando lo marca el calendario, no a diario, por eso me encargo yo de la ropa. Ese daltonismo que viene de serie con el gen masculino...jejejeje), pero se trata mas de un reparto de roles que de un momento escapista de obligaciones.
El caso es que quiero romper una lanza a favor de esos padres (hombres) abnegados y entregados. Esos que llegan de trabajar y, sin haberse sentado para nada, se ponen a comprobar que los niños tienen los uniformes listos para el día siguiente (aunque si no los tienen, te avisen a ti), preparan cenas, leen y hacen deberes, charlan un rato mientras se ocupan de los baños, acuden a las 9 de la mañana de un sábado al partido de baloncesto o hacen la ruta del bakalao con chopocientos amigos de sus hijos para hacer el reparto tras el cumpleaños de turno. Esos padres que se derrumban en el sofá y entran en coma a las 10 de la noche y no se despiertan ni por sus propios ronquidos, debido al cansancio de un día demasiado completo.
Sí, los hay, existen. La prueba es que yo tengo uno en casa. Y tiene toda mi admiración, porque es capaz de cambiar el chip en cuanto entra por la puerta. Es cierto que el tema de hacer varias cosas a la vez todavía es muy mejorable, pero la perfección no existe.
Y luego está el tema de querer abarcar demasiado....queridos, no veo la necesidad de ir al súper el viernes al salir del cole con los tres, sobre todo teniendo la opción de hacer la compra online. Y no pasa nada porque un día no se cepillen los dientes o no se bañen. Vaya, que yo creo que relajarse un poquito, ser más flexible, tampoco tiene nada de malo. Salvo que pretendas hacer puntos para tu futura beatificación.
Y luego está el tema de querer abarcar demasiado....queridos, no veo la necesidad de ir al súper el viernes al salir del cole con los tres, sobre todo teniendo la opción de hacer la compra online. Y no pasa nada porque un día no se cepillen los dientes o no se bañen. Vaya, que yo creo que relajarse un poquito, ser más flexible, tampoco tiene nada de malo. Salvo que pretendas hacer puntos para tu futura beatificación.
Pero tampoco nosotras somos perfectas, ni lo pretendemos. Yo no, al menos. Esos vídeos y esas viñetas, más allá de resultar graciosos (o te ríes o te hundes) y de facilitar el hecho de que nos identifiquemos como grupo, buscan un fin: la denuncia. Se trata de hacer patente una situación que debe cambiar, intentar mejorar cosas, formas de vivir. Intentar que el nivel de exigencia que viene impuesto tanto por la sociedad como por nosotras mismas no nos aplaste. Conciliar....esa bonita palabra que parece que sólo se aplica a las mujeres no debe quedarse sólo en eso: en una palabra bonita. Ellos también deben reclamar su derecho a conciliar, aspirar a ese equilibrio en todas las facetas de la vida.
Entonces, ya que yo tengo uno de esos supuestos "superman", y sé de buena tinta que hay muchos más porque los conozco (sus mujeres me lo dicen, y siempre es más fiable la opinión ajena que la propia), entonces, decía, ¿por qué no existen esos vídeos con hombres cansados durmiendo a bebés con cara de desquiciados, con hombres despeinados haciendo deberes, cocinando a la vez que preparan la ropa del día siguiente....? Yo creo que hay que reconocerles su papel.
Cierto es que la presión a la que nosotras nos vemos sometidas es mayor, o al menos así lo veo yo. Debe ser un tema sociológico, que va implícito en nuestra manera de vivir actual. Parece que todavía tenemos que vencer muchos estereotipos y obstáculos. Pero me parece entrever en ocasiones un cierto reproche por parte del sector masculino. Un algo cercano al "sois unas quejicas, muchos de nosotros lo hacemos y no nos quejamos aunque estemos igual".
Bueno, pues yo, al igual que rompo una lanza a su favor y abogo por el reconocimiento de este sector masculino que se implica, también me creo con el derecho a decirles que "el que no llora, no mama". Si estás cansado, si no te da la vida, si tu día a día te impide disfrutar de todas las facetas que componen tu realidad, ¡quéjate!, ¡muévete!, ¡indígnate!. Porque si no protestas, si no trabajas para cambiar las cosas, nadie lo va a hacer por ti.
Así que una de cal (existís, sois reales y lo veo a diario): os felicito y animo, os entiendo y apoyo; pero otra de arena: debéis protestar, hacer ruido, reivindicar vuestros derechos y moveros. Porque solas no podemos hacerlo. Y vosotros, solos, tampoco. Pero juntos, seríamos un equipazo.
Completamente de acuerdo. !Gran post!
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