jueves, 27 de agosto de 2015

Vacaciones en Galicia

Emoción y ansia por hacer los 600 km. Cada año es lo mismo: maletas, nervios, preparativos, y a la carretera. Tras muchos kilómetros y demasiados "¿cuánto falta?" , conseguimos llegar. 

Suele ser un viaje de calor, largo y pegajoso.  Y en cuanto entramos a la provincia de La Coruña, las nubes y el color plomizo te reciben.

No te importa, de hecho agradeces poder ponerte la chaqueta y estrenar esas sudaderas recién compradas para la ocasión...un mes sin dormir por el calor encuentra su premio en esos 18 grados y la manta nocturna.




La familia, los amigos y los planes con los niños, 4 semanas por delante para hacer de todo y para no hacer nada.

Los primeros 4 días casi ni te importa no poder ir a la playa, todavía te quedan muchos días de vacaciones, y Galicia es verde por algo. La manida frase de cada verano "hija, qué mala suerte, mira que hasta ayer hacía un tiempo bárbaro" sigue pareciéndome graciosa.

Pero pasa una semana y te miras al espejo, ves a ese fantasma mientras recibes fotos en tu whatsapp de amigos en Formentera, Portugal, Málaga y otros destinos soleados.

También tiene su encanto bajar a la playa con sudadera...



Comes, duermes y descansas. Disfrutas y lo das todo. Paseos por el pueblo, a tomar el pulpo el sábado por la mañana. El concurso de paellas en el río. Salir en barco. Las fiestas de los sábados y los reencuentros con amigos y con padres de ellos que te siguen preguntando "¿pero tú no eres la hija de menganito?". La vuelta al hogar es así.








Ir a comer o a cenar y que te traigan la carta pero siempre te expliquen que "a mayores " hay más cosas.

Salir a la plaza y encontrarte a media familia que vive a menos de 50 kms en invierno pero a los que nunca ves fuera de aquí.

Salir en barco y terminar nadando en medio de la ría, temblando de frío y con picor de salitre.



Pero vuelve a estar nublado y la fantasía del verano se termina. Ya estamos otra vez diciendo "el año que viene´al sur" con el cabreo monumental por otro día sin playa.
Pero te levantas pronto, llevas a tu hijo al curso de vela, y cuando le dejas en casa de los abuelos ves que él y todo un grupo de niños de entre 8 y 12 años van juntos por el paseo en bici, con su mochila y su sudadera, haciendo planes para esa tarde. Parece una estampa de Verano Azul...y esa imagen te reconcilia con tus vacaciones: estás viendo tu infancia.




Mis recuerdos son estupendos, de los mejores, y veo que los de mis hijos serán similares. Así que, fuera agobios, viva el slow life, y vamos a disfrutar del verano gallego.
Hasta el año que viene....



miércoles, 5 de agosto de 2015

LAS BICICLETAS SON PARA EL VERANO....#DAELPASO Y DISFRUTA



Las bicicletas son para el verano.... 

Es el título de una película, pero también es una especie de filosofía de vida. En verano, todos queremos disfrutar, juntos y en familia. El verano, esa época de sol, placer, ocio y relax en la que antes lo dabas todo y a todas horas…cambia un poco el concepto cuando tienes hijos. Evidentemente, todos queremos disfrutar y lo intentamos, la vida en familia y con los niños se presupone mejor cuando todos tenemos tiempo libre (para eso trabajamos 11 de los 12 meses del año, aunque a veces parecen 25 meses) pero las rutinas invernales que nos permiten sobrevivir en invierno, se vuelven contra nosotros en la época estival. ¿No te lo crees? Hombre, pues es bastante fácil de contrastar.....

1- Si en invierno a las 9 están durmiendo y empieza la paz, en verano son las 12 de la noche y todavía hay algún niño pululando. Sí, fantástico, dirás tú, pero no lo es tanto cuando mis hijos se despiertan igual a las 8 de la mañana y empieza el bucle de "me aburro, ¿qué vamos a hacer hoy? Ayer quisimos ir a cenar fuera con ellos, pero un día de barco, playa y juegos varios hicieron que a las 10 de la noche estuviesen todos fritos tirados por los sofás...Cuando salgan por primera vez de noche, ahí estaré yo con el aspirador. Promesa de malamadre.

2- En invierno, durante el curso, la dinámica es fácil: van al cole y comen allí. Mis dotes culinarias, o mejor dicho, al ausencia de las mismas, hacen que mi grito de "quiero a mi mamiiiiiiiii, ayuda" se repita a diario porque ya no sé qué hacer de comida. Comer comida rápida a diario no me parece lo mejor....¿o sí? Nos estamos poniendo tibios de empanada y pulpo, eso sí.

3- El mal tiempo. En invierno se da por supuesto, pero a pesar de que llegué de Madrid y sus calores infernales encantada de la vida, el tiempo galego me está empezando a hartar....Sí, Galicia es verde por algo, porque llueve, pero que solo podamos ir a la playa uno de cada 4 días....afú

Al final, he tomado una determinación, y parece que está dando resultado. Fuera stress, fuera pesos muertos y condicionantes. Quiero sentirme light, disfrutar y punto. 


En lo que a mí respecta, he empezado a hacer deporte. Vale, no es lo ideal en vacaciones, pero es que además de llover, no sabéis cómo se come aquí. Hay que compensar. El comienzo ha sido poco agradecido: agujetas en las piernas y la tripa por las abdominales, y en los brazos por cargar con una bolsa de playa con lo correspondiente a 5 personas que componemos esta familia.  ¡¡¡sueño con un llevar el bolso clutch más enano que se haya inventado!!!. Pero poco a poco,voy mejorando. A ver si al llegar resulta que nadie me reconoce porque estoy pibón.....jajajajajajajaja. Mis expectativas no son tan altas, pero algo es algo, y las risas que se echan mis hijos y mi marido viéndome son lo más.


Los niños, pues quieren mucho a sus abuelos; a su abuela de Galicia, a la que no ven mucho, la están disfrutando a tope....¿Por qué iba yo a negarles tal placer? Los lazos familiares son importantes, ¿no? (mi madre no sé qué dirá al respecto, estará encantada y a la vez contando los días para que nos vayamos)

Si llueve, al cine, a casa de alguien, de compras, a sacar ese juego de cuando yo era pequeña...y a mojarse. 

Y ver a amigos, sobre todo a aquellos que tienen hijos y abuelos maravillosos, esos que de día son el planazo para los niños, y de noche tienen canguros para compartir. 

Y justo, cuando me sentía la mas incomprendida por no saber adaptarme a esta etapa de vacaciones tan rápido como quisiera, veo este vídeo, y me siento muy identificada.


Porque es lo que hay. Adaptarse o morir. Y disfrutar. Y dar el paso hacia la búsqueda de tu momento, aquel en el que todos disfrutamos y nos sentimos bien. Y, en cuanto a las bicicletas, se sacan, llueva a o no. Porque las bicicletas son para el verano, es cierto. Los chubasqueros existen para algo, digo yo....

Por eso te animo: atrévete, #daelpaso, y disfruta, como la jefa del Club nos dice en este video de Kaiku Sin Lactosa que es muy yo.....(y que sepáis que estoy buscando mini bolsos como las locas. Hay que dar ejemplo)