Por muy a gala que lleve el nombre de mi alter ego, se ve que realmente no lo tengo muy interiorizado. Me repito (y os repito) que somos humanas, que no somos superwoman (yo la primera) y que no es posible, ni mucho menos necesario, llegar a todo.
De hecho, esto no se dirige a mujeres, si no que es aplicable a todas las personas.
Muchas veces he tenido broncas con mi marido por su manía de complicarse la existencia: ¿Por qué ir un viernes por la tarde al salir del colegio con los 3 niños y solo a hacer la compra de la semana? ¿Qué necesidad de masoquismo es esa que te hace ir el día más cansado para todos, al lugar donde sabes que positivamente se van a portar mal, y solo con los 3? Eso cuando no se le ocurre nada mejor que llevar a algún amiguito a casa....Mejor es mi propuesta: el jueves por la tarde voy yo a la compra y dejo encargado que nos la lleven el viernes por la mañana.
Bueno, pues ahí está la clave: CONSEJOS VENDO, PARA MI NO TENGO.
Todo esto tan estupendo, consejos, recomendaciones, realidades, todo vale para los demás, pero a veces se me olvida que para mí también.
Cuando llevas una semana tremenda de trabajo, falta de descanso, problemas varios, estas más irascible y cualquier chorrada se convierte en un drama de dimensiones épicas.
Te pasan esas cosas que, vistas desde fuera, parecen incomprensibles: resuelves un problemón en el trabajo con sangre fría y tranquilidad. Pero llegas a casa y ves que no quedan galletas para el desayuno y te pones a llorar. Trastornada y loca es como me siento. No sé si reírme de mí misma o mandarme a un manicomio directamente.
Y, dado el nivel de agotamiento, entras en barrena: empiezas a reñir a los niños por cualquier cosa, pierdes la paciencia, te cansas más. Y así sigues....
Hace unos días alguien me dijo una cosa, cuando no dejaba de quejarme porque no sabía cómo actuar ante determinadas situaciones con mis hijos, aquellas que yo decía que eran de "desobediencias y descontrol" alguien me preguntó:
- ¿Eres muy exigente con tus hijos?
No tuve ninguna duda y automáticamente respondí que sí.
Lo siguiente no fue una pregunta, fue una afirmación:
-Eres demasiado exigente contigo, déjalo, sólo tienes que ser una madre suficientemente buena. No la madre perfecta.
Esto, que he reconocido como un mantra que debo repetirme más a menudo por si acaso se me olvida, lo digo a menudo : no soy superwoman (esa ya me la sabía). Pero además otra cosa muy importante y que debo empezar a creerme: si no quiero ser injustamente exigente con mis hijos y poder llevar una vida más relajada y placentera, el primer paso es dejar de ser tan exigente conmigo misma.
Así que he decidido imponerme algunas obligaciones a partir de ahora, y este es mi manifiesto para dejar de exigirme tanto.
No sé si lo conseguiré, pero a por ello voy.
Eso me lo han dicho tanto coach como psicólogos y es verdad cuando te relajas con la casa,la niña,los cabreos e incluso en el trabajo decir a mi plin,es todo mejor
ResponderEliminarPues mira qué listos son....y yo sin saberlo. Menos mal que ahora ya he pillado la esencia, sólo me falta ponerlo en práctica
Eliminarbesos
Cuando les das la importancia que tiene a las cosas/situaciones todo fluye mejor.
ResponderEliminarSeguro que cuando lo pongas en práctica funciona y siempre piensa que para ellos eres la mejor madre del mundo.
Besos
Yo lo intento, de verdad, pero a veces la realidad y la acción me atrapan.
Eliminarbesotes
Oído, cocina. Tomo nota, después de una semana horribilis. :-)
ResponderEliminarVenga, vamos juntas.
Eliminarbesos
¡Esa es la actitud! Me encanta leer esto. Yo cada día me lo tomo todo con más pasotismo (bien entendido).
ResponderEliminarbuf, es un tremendo trabajo el de relajarse. jajajaja+
EliminarGraciasª!
Ay pobre... tienes toda la razón. Por aquí también vamos un poco como pollos descabezados y sí, hay que pararse y obligarnos a relajarnos. Yes we can!
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