Cuando llevábamos algo menos de 1
año casados nos compramos una casa. Era un buen momento: casas baratas,
hipotecas por los suelos….Total, que nos decidimos y compramos el nidito.
Estábamos ilusionadísimos, y la primera noche que dormimos allí yo me imaginaba ya cómo sería nuestra
vida. Siempre había soñado con una
terraza en la que pudiese desayunar, sentada en mi silla de hierro preciosa,
con un desayuno ideal de la muerte y con 8000 calorías mientras me daba el
solete. Así que, la primera mañana, aunque la casa estaba llena de cajas de la
mudanza y sillitas no había ni en el salón, yo preparé el café y fui a
despertar a mi marido para decirle “cariñooooooooo, ¿desayunamos en el balcón?”
(Porque terraza, lo que se dice terraza, no era)
Bueno, pues dicho y hecho. Cogí unas tazas de esas de loza que en algún momento te regalan en una promoción,
serví el café y, cucharilla en mano, me las llevé al balcón.
Mientras le esperaba, pensaba en
lo genial que era tener “nuestra casa” (sin ser consciente aun de que el “nuestra”
debería referirse al banco, no a nosotros) y ni se me pasaba por la cabeza lo
agotada que estaba del tute que nos habíamos pegado con la mudanza el día
anterior.
La estampa tampoco era de lo más
idílico,visto desde fuera, porque en lugar de salto de cama con bata de seda, mi atuendo se
componía de pantalón cotroso, camiseta enorme (posiblemente de él) y un jersey
cuyo dueño anterior era 5 tallas mayor que la mía. ¡Pero qué importaba!, era
nuestro primer desayuno en el nidito.
A los pocos minutos, mientras yo
miraba ensimismada la obra de enfrente (grandes y preciosas vistas desde mi
balcón, ¡lo tenía todo!#tonoirónico) sentada en el pollete de la terraza con la taza entre
las manos, oí a mi marido que se acercaba, traspasaba el dintel de la puerta de la terraza y
me decía “qué bien estás ahí”, a la vez que se oía un “click”.
Ese click……
¡ NOOOOOOO! Fue mi reacción. ¡DIME QUE NO HAS CERRADO LA PUERTA DEL BALCON! Que no se abre desde fuera……….
¡ NOOOOOOO! Fue mi reacción. ¡DIME QUE NO HAS CERRADO LA PUERTA DEL BALCON! Que no se abre desde fuera……….
Pues sí. Cerrado. A cal y canto.
Decidimos terminarnos el café y
luego intentar abrir. .
Nada, eso no se movía ni un milímetro.
Nada, eso no se movía ni un milímetro.
Nos mirábamos,
mirábamos a la calle. Nadie. La obra vacía. Mirábamos de nuevo hacia las puertas de cristal de la
terraza, estrujándonos el cerebro pensando qué hacer.
Pero sólo veíamos una cosa….la
pegatina que decía Cristal de alta
seguridad. Doble ventanal con cámara de aire.
Vale, recapitulemos. ¿Qué tenemos
cómo herramientas para forzar la puerta? 2 tazas. 2 cucharillas.
Opciones planteadas:
1- Llamar
a alguien y que venga a abrirnos. Problemática: a/ los teléfonos están dentro. b/ ¿Con qué narices
nos va a abrir? Las llaves están aquí. Todas.
2- Gritar
a algún vecino que pase por la calle en ese momento y que vengan los bomberos.
Problemática: en la calle, ni Peter. Los bomberos tendrían que romper la
cerradura.
Lo que nos lleva a la opción 3.
3- ¡Ah!
Pues si hay que romper la cerradura, para eso llamamos a un cerrajero. ¡Que los
teléfonos están dentro!
Así que lo intentamos primero en
modo MacGyver: cucharita haciendo palanca. Os diré que ni las Cruz de Malta
resisten eso. Se doblan.
Vale, busquemos alternativa. No
existe otra. Hay que romper el Cristal de
alta seguridad. Doble ventanal con cámara de aire.
De acuerdo. ¿Con qué? Revisemos herramientas……¿taza?
Pues así lo hicimos. Yo a un
lado, me quité con ese arte reservado a las mujeres la camiseta que llevaba
debajo del jersey, sin quitarme el jersey, claro. Mi marido se envolvió el
brazo y su taza con la camiseta, y a golpes constantes durante más de media
hora, rompimos el cristal.
Entramos, preparamos
otro café, y los dos pensamos “gran primer día en el nidito”
Jajajaja, como para olvidar el primer gran día en el nidito. jajajaja. A nosotros nos pasó algo parecido..... salimos para ir a comprar cerrando la puerta con la llave por dentro y con la llave puesta no se podía abrir...jajajaj...otro día para recordar
ResponderEliminarsolución????? no me dejes así, mujer!!!
EliminarMi chico al final pudo abrirla con una radiografía que nos dejó un vecino... pero ya íbamos a llamar a un cerrajero...jajajaj
EliminarJaja. Eso le ha pasado a más de uno...
ResponderEliminareso estoy viendo......
EliminarIngenua de mí, pensando que el "click" era de una foto robada en el nido... ja, ja, menudo estreno!!! Inolvidable :-D
ResponderEliminarrobada????ni siquiera había gente que nos pudiese robar nada....jajajajajajajajaja
Eliminarja ja, ¡¡¡que primer desayuno y que ocurrencia, yo gritaría y gritaría!!!
ResponderEliminarbueno, decidimos terminarnos el café....
EliminarUoooooooooooo y yo que pensaba que iba a ser una lectura emotiva (primer error, no des por sentado nada cuando leas el título de un post jajajajja) menudo estreno monina....como el de mi marido que el primer día que dormimos en "el nuevo nidito" se hizo una brecha en la cabeza y cuatro puntacos.....ainnnnnnnnnnns los estrenos no son buenos, esto me lo confirma.
ResponderEliminarMuy bueno Pauli ;)
jajaja, sí, me acordé de ti escribiendo......los mejores recuerdos, ya ves!
EliminarMenudo primer día!!!!!!
ResponderEliminarpues, sí, pero el recuerdo es muuuuy gracioso
Eliminarjajajajaja ai madre inolvidable
ResponderEliminarsobre todo in-olvidable, in-creíble pero no i-rrompible, gracias a Dios!
EliminarJajaja bueno, es una manera original de estrenar nidito jejejeje y una curiosa anécdota para contar ;-)
ResponderEliminarafu, afu.....en el momento, sofocón, pero cada vez conozco a más gente a la que le ha pasado lo mismo.
EliminarBuenísima historia, aunque imagino que es más graciosa vista desde la distancia y a toro pasado...
ResponderEliminarEn realidad esas cosas... ¡Molan mil!
Muak